"Buscad primero su Reino y todas las cosas se os darán por añadidura"
Mateo 6,33.
"Marilandia es un rincón de cielo en el que Dios - presente - les dará gracias sin medidas. Entre ellas, la asistencia maternal de la Inmaculada Concepción y siempre virgen, Quien, de modo directo y visible, a veces, los incitara a rendirme culto de adoración, ante todo con la virginidad individual de ustedes. Yo bendigo a impulso el plan revelado de adorarme ostensiblemente a través de Ella.
Marilandia será un Santuario, ante todo, para reencuentro del hombre con Dios, a través de la pureza de la Inmaculada Concepción y Siempre Virgen." Acta 728
"Estimados señores:
Esta es una propiedad privada.
Aquí se adora a Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo a la sombra de la Santísima Virgen y de la Iglesia católica.
Amamos la justicia, la libertad y la paz.
Respetamos la vida, la honra y los derechos ajenos. Porque creemos en Dios confiamos en ustedes.
¿ Les gustaría a ustedes hacer lo mismo?
¡ Sean bienvenidos! cuiden las aguas, cuiden la vegetación, respeten a los vecinos, no contaminen.
Que Dios los bendiga"
Sus origenes
Creo que fue en el año de 1963; cierto día, llegaron a mi oficina de abogado dos sujetos, para contratar mis servicios: una señora muy elegante, con figura y traje de andaluza y un caballero serio. Eran doña Ana Julia Prieto de Prieto, esposa del entonces novillero, Luis Alfonso Prieto Alfonso, integrante de la cuadrilla de Joselito de Colombia, según me lo manifestaron, y, Manolo Páramo, su apoderado.
En ese tiempo, mi nombre hacia noticia (puede consultarse la prensa) ; por eso me buscaron, para defender al novillero de algo que no había cometido. Gracias a Dios, probé su inocencia. Era realmente inocente. A partir de entonces, se convirtió en cliente permanente y llegó a ser uno de mis mejores amigos, casi un hermano. Sus parientes, entre ellos su cuñado Wenceslao Nieto, (un comerciante próspero), también han requerido mis servicios, cuando los han necesitado y todos ellos me favorecen con su amistad. Prieto, gracias a su tenacidad en el trabajo, que en esto es casi un maniático, ha hecho una fortuna de significación. Tiene varias fincas, la mayoría con ganado de casta, en diferentes sitios y climas del país, y negocios de compraventa de carros y chatarras.
Él, en muchas ocasiones, desde hacía más de quince años, entonces, venía insistiendo en regalarme un lote de tierra, en cualquiera de sus fincas: en la que yo escogiera; pero nunca me interesó su oferta, tal vez por una especie de trauma en materia de posesión de bienes raíces .
Sin embargo dos meses antes de la Semana Santa de 1987, mi amigo fue citado al Juzgado Promiscuo Municipal de Chipaque, en cuya jurisdicción está su finca Córcega. Por ser su abogado fui con él, en compañía de Myriam mi mujer.
Como nos sobraba tiempo para llegar al Juzgado y, él tenía que hacer algo en su finca, entramos a ella, por Usme.
Cuando llegamos al Alto de la Mana, que está en el dorso de la cordillera Oriental, y empezamos a descender, dentro de la finca, de repente, deteniendo su jeep frente a un lote cercado con alambre de púas, me dijo: -"Doctor Lino: 5 hace tiempo vengo queriendo regalarle un pedazo de tierra y usted no me ha puesto cuidado. Mire: este lote, si le interesa, en este mismo instante se lo entrego". Por estar mi mujer con nosotros, no me opuse; pero le fijé una condición: lo aceptaba, si me permitía colocar una imagen de la Santísima Virgen en una loma situada al frente de ese terreno. Él aceptó mi condición.
Así, en esa forma, quedé en posesión material de ese terreno, el cual tiene una vista hermosa, pero carece de agua.
Días después, volvimos a la finca; también estaba mi mujer. Prieto, me dijo en esa oportunidad: "He resuelto encimarle la loma, para que le construya todo lo que quiera a la Virgen".
La parte que me encimó es bastante grande y tiene una linda y exuberante vegetación de páramo. Realmente nos gustó. Comencé a pensar un nombre que tuviese relación con la Virgen. El que me satisfizo fue: "MARILANDIA", vocablo que es una degeneración caprichosa del anglicismo "Maryland" (Tierra de María). En ese sitio, pues, en la parte alta de la cordillera, nació MARILANDIA, por donación que me hizo Luis Alfonso Prieto Alfonso.
Para el Miércoles Santo de ese mismo año (1987), Prieto recibió una nueva citación del Juzgado de Chipaque. Yo le dije, cuando llegó a pedirme que lo acompañara:"En semana santa no trabajan los juzgados y no creo que lo atiendan." Pero, como me mostró el telegrama mediante el cual lo citaban, fui a acompañarlo.
Esta vez íbamos: él, dos de sus hijos: Alfonso y Lucerito, y tres de los míos: Pedro Enrique, Mercedes Margarita y Flor de María. El Juzgado estaba cerrado, como se lo había dicho. Prieto me dijo entonces:
- Aprovechemos la oportunidad para entrar a la finca por otro lado.
Eso hicimos, desviando por donde ahora se entra, que es un ramal desprendido de la carretera a Villavicencio, el cual conduce a Une. En ese tiempo, era un camino destapado; hoy, es una carretera pavimentada.
A dos kilómetros y medio de la entrada, dejamos el jeep y seguimos a pie, trepando por una trocha transitada, desde tiempos inmemoriales, por bestias de carga. Por esa trocha se entraba a las fincas del sector, entre ellas, a la Cabaña, de Héctor María Peñuela Hernández y, a Córcega, ya citada, las cuales son colindantes. Ese día entré, por primera vez, por aquel sitio. Cuando, a poco más de dos kilómetros, llegamos a la parte baja de la finca, él, me dijo: "Esta es la mejor parte de la finca; aquí hay mucha agua y muchos árboles, como usted ve; si lo prefiere, le cambio lo de arriba, por una porción aquí".
A sus hijos y a los míos les pareció bien. Casi al unísono y a grandes voces dejaron notar su complacencia. Así, sin proponérmelo, ese día, seguramente señalado por Dios mismo, tomé posesión material de una porción de aquella tierra, trasladando la propiedad, juntamente con el nombre. Yo no escogí a "Marilandia"; fue Dios, quien la escogió. Así lo creo, dadas las circunstancias episódicas narradas sobre su adquisición.
Al día siguiente, Jueves Santo, Prieto y sus mismos hijos, llegaron a mi casa para invitarme a ir a la finca. En mi corazón desaprobé la idea; pero, pensé inmediatamente: "Es posible que, si no voy, ni ellos ni los míos participen, hoy, de los actos religiosos; pero, si voy, creo que, allá, oraremos juntos.
Con mi mujer, con nuestros hijos, y con Manuel Antonio, mi nieto, subimos y oramos. Entramos por Usme y, Prieto me dijo: "quiero que observe mucho; si le gusta la tierra que le di en principio, se la dejo; si le gusta la que le permuté ayer, se la dejo, y, si prefiere otra, se la cambio. Observe, en el recorrido, y vea qué le conviene".
Descendimos en el jeep, hasta donde fue posible; luego seguimos a pie. Me mostró varios sectores y, cuando nos aproximamos, por el lado de Usme, a donde hoy está "Marilandia", me mostró un paraje muy bello, diciéndome: " Si le gusta, se lo encimo a lo del día anterior." En esa forma, "Marilandia" quedó ubicada, ese Jueves Santo, donde ahora se encuentra. Por primera vez oramos, en la tarde de ese mismo día, en el bosque situado un poco más arriba de donde está la estatua de la Virgen de Lourdes.
Meses después, negocié con don Héctor María Peñuela Hernández, la porción que va desde la quebrada hasta el Alto de la Esperanza, así llamado por mí , donde hoy están, la casa, la Capilla y el Templete.
Con posterioridad, compré al Mayor José Joaquín Avila Mora, tres fanegadas, aproximadamente, dentro de las tierras colindantes, compradas por él, a Luis Acosta y, este último, a Prieto. Estas son pues, las tierras de "Marilandia" y éstos son también sus orígenes.
Hasta el 18 de noviembre de 1991, la vereda, donde se encuentra, se llamaba la Caldera; a partir de entonces, mediante acuerdo Nº 014 emanado del Concejo Municipal de Chipaque, sancionado, en esa fecha, por la Alcaldía del mismo Municipio, pasó a llamarse "Marilandia" y abarca una especie de círculo, circunscrito por las crestas de la cordillera.
Sobre "Marilandia" y sobre mí, se han tejido muchas leyendas: unas en pro, otras en contra; pero la historia real, en cuanto a sus orígenes, es ésta, y puede ser consultada no sólo en las fuentes que doy sino con los vecinos del lugar. Además, existen las escrituras.
Los propietarios que la rodean son, en forma taxativa : Catherine Demidoff de Jacob y Beatriz Padilla de Quiroz, cuyas propiedades derivan de la Cabaña, por compras hechas a Héctor María Peñuela Hernández; Jairo Molano Barona, Isadora Vega Cardozo, Jaime Ferro, Salomón Delgado, Comunidad de madres Agustinas recoletas, Raymond Jacob, Lucy de García, Inés Raicovich, Viviana Molina, Carlos Hernán Sánchez , Beatriz Eugenia Orejuela, Alicia Tobar de Olarte y Myriam Sánchez, por compras hechas al mayor José Joaquín Avila Mora, en la finca llamada Bonaire, derivada de Córcega, en el sector que, aquel, compró a Luis Acosta.
Peñuela Hernández, a su vez, sigue colindando con Marilandia, en el sector comprendido entre las propiedades de Catherine y Beatriz, frente al Templete. El mayor Avila Mora, colinda también junto a las tierras de las agustinas. En esta forma está totalmente rodeada por propietarios que la circunscriben. Es como un corazón abrazado por un círculo de amigos. Y como se ha dicho que es una tierra robada por mí a una viuda, a quien dizque tengo muriendo de hambre, yo, con mucho humor, suelo decir a las tres personas, de quienes ella procede -Prieto, Peñuela y Avila- que ellos, son las viudas estafadas por mí. Se ha dicho también que he comprado muchas tierras y que estoy vendiendo con grandísimas ganancias. Sin embargo, no he vendido un metro de lo que poseo y, quienes han adquirido, en el sector, no me han comprado a mí, sino a las personas que acabo de nombrar. Todo es constatable. Así quedan claros sus orígenes.
Su Evolución
Estatua de la Virgen de Lourdes:
Su compra e instalación:
Lo primero que pensé colocar en "Marilandia" fue una estatua de la Santísima Virgen, pero no había decidido bajo qué advocación. Marlene Hoffmann supo el hecho y, generosamente, me ofreció donarla. Los tres: Marlene, Myriam (mujer) y yo, fuimos a buscarla en los almacenes de la carrera sexta, donde encontramos la que ahora está en "Marilandia". Estaba arrinconada y cubierta de polvo, como en la rima de Bécquer. Myriam, a quien le llamó la atención desde el principio, insistía en hacérnosla notar hasta que decidimos observarla. Cuando la observamos, nos cautivó y no tuvimos vacilación en adquirirla. En "Marilandia", estaba determinado el sitio para colocarla: una piedra grande, ubicada en medio de la quebrada Puente Tierra, como una isla, que se convirtió en su pedestal. Transportar y colocar la imagen fue una odisea; pero se hizo.
Mi colindante, quien compró a Prieto, en esos tiempos estaba en malas relaciones con aquél; por eso, a consecuencia de nuestra amistad, (de Prieto y yo), me hizo, sin ningún fundamento, objeto de su animadversión.
Esa animadversión la transmitió a José, su mayordomo, quien se mostró terriblemente hostil y prevenido. No obstante, cuando se llevó la imagen, ese mayordomo, esforzadamente, en asocio con Hilda, la mujer de Saulo, el mayordomo de Peñuela, la transportó en sus espaldas y contribuyó eficazmente a su colocación. También colaboraron eficazmente José Franco y Ricardo, su hijo, hallándose presentes, Pepita y Mónica, mujer e hija respectivamente de José Franco, quienes nos acompañaban en esos tiempos y cuya cooperación y amistad fueron de invaluable significación para la evolución inicial de "Marilandia".
A partir de entonces, la conducta del mayordomo cambió y terminó por trabajar, muy eficazmente, conmigo en "Marilandia".
Apenas se instaló la imagen, empezaron a entrar las gentes, pese a los rigores climatológicos. Era algo inusitado, semejante al flujo de las moscas en la miel. Iban personas aisladas y peregrinaciones nutridas; por lo cual, comenzó a cundir la noticia de que yo tenía un negocio lucrativo; pero, lo afirmo, y Dios es mi testigo, nunca fomenté esos episodios, mucho menos con fines lucrativos. ¿Quién podría haberlos fomentado y obtenido los resultados que se daban, en las condiciones del lugar?... Además, no se trataba de apariciones, como se ha dicho; sino de una estatua colocada en una piedra. Y...¡hay tantas, a lo largo y ancho del país!
El miércoles 13 de diciembre de 1989, el presbítero Rafael García Herreros, (q.d.D.q.), quien acababa de salir de una operación, subió a "Marilandia", por invitación mía. Entonces el camino era una trocha de difícil acceso, como ya lo he dicho, y las quebradas aún no tenían puentes. En aquélla, donde está la imagen de la Virgen, se pasaba por dos troncos extendidos. Por ellos, pasó el levita, quien frente a la imagen, se conmovió profundamente y lloró, a tiempo de pronunciar palabras, como las siguientes, en una primera plática y en la homilía dentro de la Eucaristía que fue conmovedora, por la unción que le imprimió:
".En este lugar, ¿Qué querrá la Virgen?, ¿Que pasará? ¿Qué sucederá dentro de algún tiempo cuando vayan viniendo los devotos, cuando vayan recibiendo bendiciones los devotos de María; cuando esto se estremezca de alabanza a Dios y a la Virgen?, ¿Cuál será el destino de esta "Marilandia", que un ungido de Dios, Lino Sevillano, está descubriendo, y comunicando a los fieles cercanos a él y a los que van a acercarse?
¿Qué significa todo esto? Esto es signo de los tiempos; signo de lo que Dios quiere ahora para la Iglesia, para la cristiandad: una renovación en la devoción a María. Aquí todo tan puro, tan limpio... todo tan elemental, aquí ante un arroyo transparente, cristalino; aquí, donde no hay nada - pudiéramos decir- suntuario; donde no hay nada de las manos de los hombres, sino que todo brota naturalmente; aquí va a aparecer una renovación; aquí van a venir personas llorosas de sus pecados; aquí van a venir personas a entregarse al Señor; aquí van a venir personas que quieran cambiar la vida; que quieran hacer cosas en servicio del prójimo; aquí, al pie de la imagen de la Virgen María, van a venir por esta carretera, que ahora es mala y, que después, será posiblemente asfaltada; por esta carretera vendrán muchos en silencio, en busca de María, en busca de la santidad, en busca de la alegría, en busca de la renovación íntima. Esto, es algo puramente bello; este paisaje, este ruido maravilloso de las hondas del riachuelo, esta piedra milenaria de años; esta piedra que aguardaba la imagen de la Virgen desde hace mucho tiempo.
Este lugar, a partir de Lino Sevillano, va a ser posiblemente, si Dios quiere y la Santísima Virgen lo destina, centro de oración. Aquí, posiblemente, se harán casitas para los que quieran venir a tener meditación; los que quieran venir a estar solos y a encontrarse con ellos mismos y el Señor. No sabemos exactamente el destino de este lugar. Yo sé solamente, que está en las manos de la Virgen y está en el corazón de Lino y está en el corazón de unos cuantos devotos y devotas que vienen con gran fervor.
Aquí va a pasar algo, algo inaudito y verídico; algo que no sospecha Bogotá; o quizá no conoce esto. Bogotá está en sus mundanadas, está en sus cosas, pero ustedes están en Cristo; ustedes están cerca de María; ustedes están envueltos en el torrente de María; ustedes están envueltos en el torrente del Espíritu Santo.
Yo quiero felicitarlos y quiero insinuarles, quiero profetizarles - pudiéramos decir- algo bello que va a venir aquí.
Tengan mucha devoción a la Santísima Virgen María. Vengan con frecuencia, inviten, hagan grupos de oración, inviten para predicaciones, para muchas cosas aquí. Que ustedes estén envueltos, así como está el torrente que los envuelve a ustedes también. Que ustedes se envuelvan también de la devoción a María, que ustedes se empapen del Espíritu Santo; que ustedes se empapen de la sangre purificadora de Cristo; es algo sumamente bello y ustedes lo sienten. Aquí se siente algo Divino que tiene raíces lejanas; que tiene raíces en el Cenáculo; que tiene réplicas en Lourdes, en Fátima y en Chiquinquirá. Así empezaron todos los santuarios, de modo que tengamos esta devoción; sean ustedes altamente devotos de María; devotos con equilibrio, devotos con gran paz interior, sin ninguna clase de fantasías, sino la fantasía del amor de Dios. Que no sean llevados de iluminismos, pero sí de la gran iluminación del Espíritu Santo y la gran iluminación de la Virgen María; que todos seamos penetrados de María por las ráfagas que provienen de María. Esta imagen de la Virgen, tan sencilla, que no tiene arrestos de arte, ni de nada; sino simplemente que recuerda a la Virgen María; esta imagen va a llevarnos a la devoción a la Virgen María; va a llevarnos al amor, a Jesús. Es preciso que de aquí salgan los amantes de Jesús, de los pies de María. De este torrente, de este arrollito sonoro y puro, que pasa aquí y que es como un reflejo lejano del arroyo que brota de María y que quiere inundarnos a todos. Que María esté con nosotros: que María entre de lleno en nuestra vida; que la Virgen María nos purifique, porque somos impuros; que la Virgen María nos haga humildes, porque somos orgullosos; que la Virgen María nos haga generosos; que seamos aquí, a los pies de María, generosos con los pobres; que aquí haya unos cuantos que se conviertan en generosísimos de los pobres.
Que ninguno venga simplemente a mirar a la Virgen María y salga sin amor; sin amor al hombre y sin amor a Dios. No queremos que vengan a mirar a la Virgen y al arroyo; queremos que vengan abiertos en el corazón, para escuchar la palabra, el reclamo, la petición de la Virgen.
La Virgen quiere que de aquí salgan los verdaderos devotos de Dios y los verdaderos servidores del hombre. Que aquí haya algo misterioso: conversión a Dios y conversión al servicio del hombre".
3. El jueves 14 de diciembre de 1989, me había quedado en compañía de mi esposa en la alcoba de ladrillo. Yo soy muy madrugador; pero ese día, aunque estaba despierto, no me había levantado, porque hacía mucho frío. De pronto, a través de la ventana, vi unas llamaradas, a eso de las 4 y media de la mañana. Pensé que se estaba incendiando la cabaña, donde dormía Gilberto, el mayordomo, y me levanté de prisa para apagar el fuego.
Al salir me di cuenta que todo estaba intacto; pero, en todo el horizonte, por la garganta que deja ver un agreste, majestuoso y bellísimo paisaje, se veían como llamaradas de colores indecibles; de la parte baja, subían rayos de colores caleidoscópicos, parecidos a los que acompañan a la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Vi que Gilberto estaba a mi lado. Todo subyugaba y, aunque hacía un frío que penetraba hasta los huesos, permanecí tiritando, pero extasiado y feliz.
A poco vi pasar una criatura antropomórfica, bien definida, como un adolescente, en lo alto, de derecha a izquierda. Cuando aquella desapareció, vi el busto de la Inmaculada, muy grande, en proporción no relacionada con el cuerpo humano, dentro de "Marilandia", sobre los árboles que hay en el ribazo que llamo el Monte Sinaí, donde están las Tablas de la Ley.
Estaba con vista a mí y tenía los brazos entreabiertos y extendidos, como en actitud de acogida y bendición. Detrás seguían las fulguraciones y los rayos ya descritos y del sitio del corazón le salían otros rayos que descendían hacia mí.
Antes yo había llamado a mi esposa; ella salió, pero dominada por el frío, se regresó a la alcoba, diciendo: "Esto está muy bonito, pero hace mucho frío". Ella no vio nada; yo tampoco les dije nada sobre eso, ni a ella, ni a Gilberto, quien después me contó que había visto el ángel. No sé a qué llamó él "el ángel", si a la primera aparición o a la imagen de la Santísima Virgen, porque no se lo pregunté.
La aparición, sin decirme palabras, permaneció por espacio de media hora, en la forma descrita. Mariela Zambrano de Vargas, a quien entonces no conocía, cuando fue a "Marilandia" y la traté, me contó que, en esa madrugada, a la misma hora que he señalado, ella iba a una de sus fincas de los Llanos, con su conductor, cuando al llegar al Boquerón de Chipaque, vio en el sector de "Marilandia", ese fenómeno luminoso que la cautivó.
Haciendo parar el vehículo se postró en tierra para alabar a Dios y darle gracias por haberle permitido ser testigo de semejante espectáculo. Pero, ella, no vio la aparición.
Esa fue la primera vez que yo personalmente vi una aparición en "Marilandia", a la cual no le di divulgación. Por tanto, nada tiene que ver esta aparición, con las peregrinaciones.
Las peregrinaciones a Marilandia.
¿Cómo empezaron?
Cuando instalé, como antes lo dije, la estatua de Nuestra Señora de Lourdes, comenzaron a llover peregrinaciones, en forma frecuente y numerosa. Sus organizadores no me las consultaron, ni demandaron mi permiso; era la fe de ellos, la que los impulsaba. Por ejemplo, la hermana María Teresa Rueda, de Chía, a quien conocí después, llevaba grupos numerosos, con personas de diferentes partes del país.
Supe, igualmente que dos jóvenes: Gonzalo Gómez y Carolina Name, las estaban llevando, en buses y en coches particulares. Yo no conocía a ninguno de los dos, y no estuve presente, cuando llegaban con sus peregrinaciones, hasta mucho tiempo después. Los dos arrastraban, cada uno por su parte, muchísimas personas; muchas de ellas profesionales y, sobre todo, universitarios de diferente universidades y carreras. También las llevaban Marcela Aristizábal; Nubia de Flórez, de Medellín; Marina de Charría de Cali y Carlos Arturo Hurtado Martínez, de Manizales, entre muchos otros.
Primera peregrinación que vi en "Marilandia".
En la noche del 7 de diciembre de 1990, fuimos a quedarnos en Marilandia, cinco personas: Catherine Demidoff de Jacob, Inés Martínez de García, Jaime Ferro, Fernando Orejuela y yo. Estuvimos orando en la capilla, hasta las once, más o menos. A esa hora las dos señoras se fueron a acostar. Entonces les propuse a Jaime y a Fernando que, antes de retirarnos, fuésemos hasta la imagen de la Santísima Virgen, para despedirnos de ella, rezándole un último rosario. Así lo hicimos.
Cuando lo terminamos, subí por el repecho del camino, en dirección hacia Chipaque, para mirar detalles. Me impresionó la luna que ascendía, como de la profundidad de la montaña, casi al alcance de mi mano. Los llamé y todos estábamos absortos. Vi de pronto que, en lo más alto del camino, en el sector del "Alto de la Playa", llamado comúnmente "de los Pinos", desde donde, al entrar, se divisa "Marilandia", titilaban numerosas estrellas, las cuales, para mi sorpresa, comenzaron a regarse a lo largo del camino. Eso era insólito y nos alarmó.
Pronto comprendimos que eran antorchas. ¿Pero, de quién?... ¿Serían guerrilleros o vecinos? Para salir de dudas, lo mejor era ir hacia ellas. Lo hicimos sigilosamente y pronto descubrimos que eran ciento cincuenta peregrinos de Bogotá, Villavicencio y Chía, llevados por la hermana María Teresa, para honrar a nuestra Madre
Mi actitud frente a las peregrinaciones.
Me di cuenta que muchas personas iban con el exclusivo propósito de ver fenómenos ópticos; apariciones misteriosas de la Santísima Virgen y alteraciones en el curso del sol. Entonces resolví presentarme los primeros sábados, que es la época de las peregrinaciones masivas, para poner orden y dar explicaciones adecuadas.
Hubo personas que se disgustaron, porque yo les decía que lo importante no era lo que se viera, sino lo que se viviera, en orden a la conversión o cambio personal de actitudes.
Con el padre Jorge Alberto Hernández Vega, quien era párroco de Puente de Piedra (Diócesis de Facatativa), actualmente nombrado titular de la parroquia "La Inmaculada Concepción" de Restrepo (Diócesis de Villavicencio -Meta) y con seminaristas de la comunidad de la Inmaculada Concepción de la Espiritualidad Trinitaria de los hijos de la Hija de Dios, comenzamos a hacer el primer seminario "María, Señal de Jesucristo" y, en menor escala, el segundo de "Cristofinalización", los primeros sábados de cada mes, con el fin de mantener un estilo. En esa forma comenzamos a precisar conceptos. Ahora, a tiempo de escribir este libro, se están haciendo también otras actividades tendientes a mantener fidelidad a las enseñanzas recibidas.
Falsos rumores
No faltaron personas charlatanas que empezaron a hacer correr afirmaciones falsas sobre muchas cosas; por ejemplo; un vecino, Saulo Cárdenas, mayordomo del señor Peñuela Hernández, quien me transportaba materiales cobrándome fletes muy altos, comenzó, según lo supe, a decir que él era el propietario de "Marilandia" y que estaba haciendo esas obras, porque la Virgen le había pedido que le construyera tres capillas. No sé el propósito con que propalaba esa noticia; pero, como podía tratarse de un montaje con fines lucrativos y dolosos, lo desmentí públicamente, en su presencia, ante un grupo que, sin darse cuenta de mi presencia, lo estaba reporteando. En ese grupo estaba la doctora Mireya Vega de Cortés, hermana del presbítero Mario Vega, ya desaparecido, quien fue Asesor Espiritual Arquidiocesano de los Cursillos de Cristiandad 1. Esta doctora era quien lo interrogaba.
Comenzaron a correr rumores de apariciones y de diferentes fenómenos ópticos, los cuales podían ser o no ciertos. Muchos, claro está, eran falsos. Por eso, nosotros, tratamos siempre de esclarecer la verdad y mantenerla. Yo, en ningún tiempo los propagué esos rumores, no les di comienzo y no los he consentido. Tampoco los he incrementado. No desmiento que allí hayan sucedido fenómenos misteriosos; que muchas personas, posiblemente los han visto y que, yo soy testigo de algunos de ellos; pero lo repito, no los he propagado ni los he fomentado.
Peregrinaciones que consentí.
El sacerdote Orlando Chaparro, capellán del Colegio Patria, un día me llamó para pedirme que le diera permiso de ir a "Marilandia" con las alumnas de ese Colegio y que los acompañara. La petición fue reiterada por Sonia de Ruiz, psicóloga de la institución y por otra psicóloga compañera suya, cuyo nombre no recuerdo. Por ese motivo fui con ellos. Claro que les advertí que no había apariciones; que por ser época de lluvias el camino estaba en pésimas condiciones, por lo que debían llevar botas y trajes adecuados. A pesar de ello, varias niñas fueron vestidas como para fiesta y se llevaron un gran chasco. Algunas tuvieron que andar en medias y conmovedoramente enlodadas; por lo cual granearon las protestas y hubo rostros avinagrados.
El sacerdote y las psicólogas me habían pedido que les hiciera el seminario "María, señal de Jesucristo", el cual, yo había hecho en el colegio, para los alumnos; pero, frente a los sucesos, consideré imprudente hacerlo, y me alejé de ellos.
El sacerdote y las psicólogas me buscaron y me pidieron, insistentemente, que les dijera algo a las niñas, a quienes reunieron en un determinado sitio, bajo la lluvia.
Mientras el levita les hablaba presentándome, yo oraba. Cuando intervine, les dije:
"Ustedes han venido aquí porque quieren enriquecer su fe; por eso, para que crean que Dios existe y que no está manco, en su nombre, les prometo que en cinco minutos habrá sol".
Todos ellos, incluyendo el sacerdote, las psicólogas, las estudiantes y las numerosas personas, llegadas de Cali, Medellín y Bogotá, debieron pensar que estaba loco; porque había una lluvia pertinaz y el cielo estaba horriblemente encapotado. Pero, como Dios no falla, antes de los cinco minutos prometidos, súbitamente irrumpió un sol esplendoroso.
El suceso produjo una especie de histeria colectiva y dio motivo para que las niñas, eufóricas, se dedicaran a cumplir el programa que llevaban, dividiéndose en grupos de trabajo; luego, en la homilía, el sacerdote, visiblemente emocionado, destacó aquello de lo cual eran testigos, que les demostraba inequívocamente la existencia y el poder de Dios.
El presbítero Alejandro Gaitán, capellán de la Escuela de Artillería, al tener noticia, por el padre Chaparro, del suceso que acabo de contar, me pidió permiso, por teléfono, para llevar un piquete de soldados a orar en "Marilandia". Personalmente no lo conozco y no estuve en las numerosas peregrinaciones que él llevó; pero supe, por Luis Carlos, el maestro que estaba construyendo la capilla, quien permanecía en ese lugar, que este sacerdote iba con frecuencia, con más de cien soldados, y que hacía celebraciones Eucarísticas con muchísima unción.
Lo que antecede fue uno de los grandes incentivos que contribuyeron a incrementar las peregrinaciones, las cuales han seguido llegando de diferentes partes, de dentro y fuera del país.
Lino Sevillano
Peregrinaciones Primeros sábados del mes:
Marilandia (que significa Tierra de Maria) es un santuario de la Santísima Virgen, que queda a 1 hora de Bogotá, saliendo por la vía antigua que va a Villavicencio y desviando hacia Une, por la carretera destapada (aproximadamente 2 km). Este santuario esta ubicada en el Páramo de Boqueron, así que se recomienda llevar botas o tenis, chaquetas gruesas para el frió y bloqueador solar, pues todo el Santuario es al aire libre.
Contacto:
Miryam Sevillano: Tel 451 6721 ó celular 315 235 8398
La hora de regreso estimada es a las 6pm.