El "Por qué"

Porque Dios lo quiere y porque el hombre lo necesita. El hombre es el fruto más amado y sagrado del amor de Dios; por eso es el objeto preferido de su voluntad. Entendiendo esto, vemos por qué y para qué, Dios ha pensado, querido y ha dado esta Espiritualidad en orden a su propia felicidad.

El mundo tiene un estilo de ser y de hacer y ese no es el de Dios. El mundo se guía por las cosas de su corazón, por sus caprichos, costumbres, conveniencias y pasiones y, esas son, conforme a sus propios usos, contenidos y criterios y generalmente se guían por lo que más conviene al aspecto corporal o intelectual del hombre, lo cual no siempre está en armonía con su aspecto espiritual y sobrenatural; porque no siempre se armonizan lo espiritual y sobrenatural con lo corporal e intelectual del hombre.

Porque Dios quiere que el hombre sea feliz.  El hombre quiere ser feliz.