“ A partir de hoy emprendan un camino retrospectivo.
Comiencen a descender sobre ustedes mismos y hacia el interior de ustedes.
Recuerden que mi sitio en ustedes es dentro de ustedes, en lo más profundo de ustedes.
Quiero que ahí nos encontremos: dentro de ustedes. Pero inclínense. Anonádense. Póstrense.
Si descienden, como Yo he descendido al interior de ustedes, allí me encontrarán, como es allí donde Yo me encuentro con ustedes.
El hombre soberbio no se encuentra con Dios; porque no tiene espacios para él. Si se encuentra con Dios en ustedes, El les da misión. Los hace apóstoles, para llevar la buena nueva impresa en us vidas.1
Yo Soy el Señor y yo no fallo. Cobren el coraje de los apóstoles... Tienen la fuerza viva del Espíritu Santo. Sean benditos, todos sean benditos.2
Dios los quiere santos; porque quiere que sean de su esencia. Si El es santo, como lo es, y si ustedes no son santos ¿Serán de la familia de Dios?...
Ustedes tienen el honor de los primeros discípulos y apóstoles. Fueron convocados para convertirse en sus testigos, si se acogen estrictamente a sus propósitos.
El mundo y sus hermanos en él, los necesitan para que convertidos en lámparas alumbren y anulen toda clase de tinieblas en mi nombre.
Oren, oren, oren...
Oren siempre, Sean oración.
Imiten a María Santísima, la Inmaculada Concepción y siempre Virgen, Nuestra Señora de la Nueva Alianza, Madre, Maestra y Modelo para ustedes.3