Viernes Santo, Acta 1.406

Lunes - Abr 29 2024
Acta 1.406
Revista María Hoy
Marilandia, Chipaque ( viernes Santo)
Friday, March 21, 2008 - 04:37

-Hijos de la Luz, del Amor, de la Esperanza, de la Alegría, de la Autenticidad y de la Verdad:

¿Qué hacen? ¿Qué están haciendo? ¿Duermen, vigilan? Estoy solo. Inmensamente solo. Nadie me acompaña. ¡Oh! ¡Qué soledad tan sola; tan amarga, tan absoluta, tan insoportable! Nada hay más amargo, más absoluto, más humanamente insoportable que la soledad. Y, yo también soy humano, porque soy hombre, plana y absolutamente hombre. En este aspecto mi humanidad es total, absoluta, inocultable. Por eso, me les parezco en todo, absolutamente en todo, menos en el pecado que, en mí, es ontológicamente imposible; porque, a la vez que hombre, soy plena, perfecta y absolutamente Dios.

¿Qué, o quien, me hace compañía? Nadie, absolutamente nadie; ni siquiera mi Padre celestial, aunque sé que está conmigo; porque El y Yo somos uno; pero, en esta soledad, parece que no estuviese su presencia. Ni siquiera mi Madre, de cuya fidelidad no tengo duda, porque, Ella y mi Padre celestial se identifican en el amor. Él quien no sólo está lleno de amor; sino que, en sí y por sí, es el amor. En quien el amor no tiene grados: porque, Él es el amor; por quien el amor existe y por quien el amor es el amor, de quien procede todo amor, como emanación y reflejo de su amor per se. Y, Ella, como depositaria plena del amor de Dios. ¡Estoy solo! Ni siquiera está José, mi padre nutricio, quien no me abandonó un solo instante cuando estuvo a mi cuidado. ¡Oh, José, cómo te extraño en esta hora!¡como necesito tus hombros y tus manos fuertes, para descansar en ellos mi debilidad humana! ¡Oh!... ¡Ay! ¿Dónde estás, José, en este instante? Sé que estás aquí, silencioso e invisible en esta hora, porque así lo quiere mi Padre Celestial, cuyo encargo en ti terminó humanamente el día de tu muerte; porque así lo quiso Él, en la incomprensible profundidad de este misterio. Pero sé qué lloras por mí, queriendo hacer lo que no puedes y que, juntamente con mi Madre, vienes soportando y sufriendo. ¡Ah! ¡Ay! ¡Ay!...Padre mío; Padre del Cielo: ayúdame; porque sé muy bien que este sólo es el comienzo. ¡Estoy solo! ¡Estoy solo! Mi soledad ha crecido irresistiblemente, a mayor altura y a mayor profundidad, desde cuando, en esta misma noche exudé sangre; parte de la sangre contenida en mis venas de hombre y que, hoy mismo, la derramaré total por cada uno de los hombres, mis hermanos, en mi entrega para salvarlos. ¡Ay! ¿si ellos comprendieran lo que me cuesta esta total ofrenda de amor y de misericordia y cuánto me cuesta ser buen pastor? En verdad: no hay un amor más grande que éste, de dar mi vida por ellos... ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!... Hace unas horas, mientras yo velaba, ellos; Pedro, Juan, Santiago, mis discípulos, dormían inconscientemente. Pedro, el fiel, quien pondría, instantes después, su vida en riesgo, para protegerme; pero quien bien pronto me negaría; porque era débil; Juan, mi discípulo preferido; al que yo amaba sobre todos los otros y el que me amaba, también dormía, porque era débil; aunque horas después me mostrará su fidelidad, desafiando todo, el ridículo y el riesgo de ser sacrificado conmigo, para dar testimonio de su fidelidad y de su amor. Santiago y, ¿Santiago?... ¡Qué leal! ¡Qué inquebrantablemente leal, pero dormía ¡Ay! También dormía, porque era débil. Ahora también está ausente. Los tres están ausentes. ¡Ay, que soledad en esta cisterna seca que me sirve de prisión! ¿Será porque a esta cisterna le hace falta el agua viva bajada desde el cielo? Entiendo, Padre; pero estoy solo y estoy triste. Esta cisterna, en cuyo fondo estoy encadenado por la justicia de Caifás, en representación de todos los justicieros de la tierra, que no es tu justicia; como la humanidad sedienta de justicia y de misericordia, necesita ser calmada con el agua viva. Lo comprendo, Padre; porque bien sé que yo soy el agua viva; pero es doloroso y es amargo. Y, ¿Dónde está la humanidad? ¿Dónde están todos y cada uno de los hombres que tienen hambre y sed de libertad y de justicia? Esto hace más cruel y más amarga mi soledad; porque, ella, está formada con la sed y el desamparo de todos mis hermanos: los de hoy, los de ayer y los que llegarán a transitar el porvenir, los cuales serán incontables, como las estrellas del cielo y las arenas del mar. ¡Padre: tengo sed! Esta es una sed que se anticipa a la que estoy segura que sentiré sobre la cruz en el calvario en esta misma tarde. Padre: si es posible, te lo repito, que pase esta soledad, que es la inexplicable e infinita sed de la humanidad doliente, inherente a mi propia humanidad. Has que pase; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.

Oigo y siento, desde aquí las carcajadas y las burlas de los poderosos de la tierra, ruines e inconscientes, que se están burlando de mí, el que consideran impostor, y que desfrutan de mi humillación y de mi fracaso aparente, pero ostensible. Estas son las alharacas del ridículo que hacen más amargos la humillación y los fracasos que soportan los vencidos. Y, yo soy hombre, plena y absolutamente hombre, como todos mis hermanos, igual a ellos, en todo, menos en el pecado. Esto hace más amarga y más insoportable mi soledad. ¡Tengo sed! Señor, Señor, Dios y Padre mío: tengo sed. ¿Me escuchas? ¿Me escuchas? Si me escuchas: cálmame esta sed; has que termine esta soledad; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya, para tu gloria y por el bien de cada uno de los hombres mis hermanos.

 

 

 

 

Lección

N° 1.316
Todo está consumado

1.-Solamente cuando se coloca la última piedra en una construcción es posible decir: "Todo está consumado". Padre; esta soledad que vivo, es parte de la última piedra del sacrificio de tu hijo para extender tu reino.

2.-Tu Reino, Señor: eres Tú mismo; porque sin Ti, ni hay cielo, ni hay nada. Todo existe; porque Tú eres el que eres.

3.-Tú, Señor: eres el que eres y Yo, en Ti, Soy el que Soy, Uno y Único Contigo y con el Espíritu Santo, en el misterio de la Santísima Trinidad.

4.-Tú creaste al hombre, por fuerza de tu amor. Lo creaste a tu imagen y semejanza, para participarle, por amor, la plenitud de la que Tú y Yo disfrutamos, que es la vida eterna.

5.-Cuando el hombre, tu creatura, perdió esta gracia, como consecuencia de su maldad inspirada por la maldad des espíritu del mal, la consecuencia fue la pérdida irrecuperable de esta gracia; lo cual sólo es posible con el sacrificio incomprensible de tu Hijo único, que Soy Yo; por eso, mi sacrifico y mi sed son incomparables. Por eso hoy estoy tan solo y tengo tanta sed.

6.-oren, oren, oren...

Oren siempre,

Sean oración

7.-Imiten a María Santísima, la Inmaculada Concepción y siempre Virgen, Nuestra Señora de la Nueva Alianza, Madre, Maestra y Modelo para ustedes.

 

 

SÍNTESIS:

Cuando se ha hecho todo lo posible, para saciar la sed de Dios y, por tanto, para borrar su soledad, causadas por la maldad del hombre, se puede decir: "Todo está consumado". Pero, ¿Quién puede hacer o consumar ese milagro? Nadie más que Dios, a quien sólo Dios puede saciar. Jesucristo es Dios, Uno y Único con el Padre y con el Espíritu Santo; por eso, sólo Jesucristo puede saciar la sed de Dios y destruir su soledad causadas por la maldad de los hombre y, como consecuencia, saciar la sed del hombre y anular su soledad causada por la ausencia de Dios, fruto de su pecado. La soledad de Jesucristo y su sed, voluntariamente aceptadas por Él, son lo único capaz de restablecer el equilibrio en la relación entre Dios y el hombre. Este es el secreto del valor del sacrificio de Jesucristo, consumado por su amor al hombre en el misterio de su crucifixión, muerte y resurrección; lo cual constituye el misterio inefable de la Cristofinalización, o plenitud de todo en Jesucristo, por la acción propia, voluntaria y amorosa de Cristo, al incorporar al hombre en su Cuerpo Místico, para incorporarlo por su gracia, en el inefable Misterio de su propio Ser ¿Lo entienden? ¿Me entienden?

Por hoy basta.

Bendiciones, bendiciones, bendiciones

Raya

6:53 a.m

Firma Secretario

 

 

Repitan:

Dios mío:

Limpia mi corazón

Para que hoy día

Haga tu voluntad

Y esté contigo. Amén

Raya

 

Digan:

Dios mío:

Dame la gracia de entender y vivir este misterio;

por la acción y gracia del Espíritu Santo.

Amén

/

 

 

Al margen del Acta

Reciban la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: para que Dios les dé la gracia de ser mansos y humildes de corazón; para que sean vírgenes, como consecuencia, o sea: "limpios y libres de todo lo que no es de Dios".

Hoy entréguenle a Dios todo el amor de ustedes. Ámenlo, adórenlo, bendíganlo y suplíquenle que les de la gracia de escuchar su Palabra; de recibirla; de vivirla y de transmitirla con fidelidad, haciendo su voluntad...

Hoy no me abandonen. Júntense a la Santísima Virgen y síganla permaneciendo y siguiendo en pos de Mí.

.Raya