"Vivir la plenitud de Dios es estar sano. La muerte física, para el que cree, es la salud eterna y la salud eterna es la vida eterna.1
Alábenme, adórenme y denme gracias.
Yo sanaré a los pecadores que quieran ser sanados del pecado. La mayor enfermedad es el pecado. Al ser sanados de él, muchos, según mi voluntad, podrán también ser sanados de otros males; pero no todos serán curados. Eso no es lo primordial. Lo primordial es que sean santos. Y, ser santos, es estar lleno de Dios, lo cual, se logra cuando no hay pecado. Esto es: cuando son vírgenes. Por tanto sean vírgenes.2
...Él quiere sanar a muchos, sobre todo del pecado, que es la mayor miseria de todas las miserias.
Sanar al hombre es devolverle la salud del alma. Como consecuencia de ello, todo lo demás le será dado como añadidura." 3
Digan:
Dios mío:
Conviérteme y me convertiré.
Sáname, en el cuerpo y en el alma, con tu Espíritu.
Lléname de ti y seré sano.
Amén, amén, amén.4