Señor:
Enséñanos a orar.
Para eso, ora por nosotros.
Sé Tú nuestra propia oración.
Amén"[1]
Sagrado Corazón de María - Estrecho del Magdalena
Es importante crear ambiente de oración:
- Hacer silencio
- Mirar y contemplar, ya sea un paisaje, una imagen o algo que nos haga reflexionar.
- Escuchar la naturaleza: el viento, el sonido de los pájaros, el golpe de las olas del mar. La voz de Dios.
- Sentir la Presencia de Dios
- Aquietarse y respirar.
- Abrirse a Dios y a la acción de su Santo Espíritu.
- Cantar, Alabar, Bendecir.
- Estar en la presencia de Dios.
Oraciones introductorias y de abandono:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Inicien siempre con la oración dada a María, la Inmaculada Concepción.[2]
Señora y Madre nuestra, María, la Inmaculada Concepción, te suplicamos que intercedas por nosotros ante el Santo de los Santos, la Trinidad Santísima, para que nos dé fervor y corazón dispuesto a las inspiraciones y gracias del Espíritu Santo. Todo por los méritos de la Sangre de Cristo el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo; en su nombre; por la acción del Espíritu Santo y por tu entrega y oración. Amén. [3]
Señora y Madre nuestra, en tus manos ponemos el Rosario, reza por nosotros el Rosario, llévanos a Dios, únenos, danos el amor, danos la paz. Amén. [4] Madre mía, adoro en tí, al Salvador que está en tí. Amén. [5]
Dios mío, limpia mi corazón, para que hoy día haga Tu Voluntad y esté Contigo, Amén. [6]
Espíritu Santo bendito, penetra profundamente en mí, para hacer una nueva creación. Amén. (Tres veces) [7]
San José, varón prudente y justo, une tu oración a la nuestra.
San José, varón prudente y justo, ora por nosotros.
San José, varón prudente y justo, ora intercediendo por nosotros. Amén.
Santos Ángeles de Dios, oren con nosotros. Santos Ángeles de Dios, oren por nosotros. Santos Arcángeles, Miguel, Gabriel y Rafael, oren intercediendo por nosotros. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. Sagrados Corazones Inmaculados de Jesús y de María, oren intercediendo por nosotros. Amén.
Si están en grupo, divídanse, inmediatamente, en células trinitarias de Oración, repitiendo: [8]
“Somos los hijos de la Madre de Dios, de la Espiritualidad Trinitaria Amén". (Tres veces) (Igual hagan en la oración individual)[9]
Acto penitencial
Este es un momento de revisión de nuestros actos, en el que vamos a examinar nuestra relación con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos. Cada uno de manera individual y en la presencia del Padre,del Hijo y del Espíritu Santo.
Invitemos a María Santísima, la Inmaculada Concepción, a dirigirnos, con la asistencia del Espíritu Santo, señalándonos con esa luz, los males y raíces que debemos arrancar. Hagamos de modo general y, para ser limpios y dispuestos de verdad, como el campo que es despojado de malezas y arado. Oremos por sanación. No nos cansemos de dar pasos constantes de reconciliación, reconociendo que hemos obrado mal, pidiendo perdón y perdonando, ya sea en silencio para luego llevar estas faltas al sacramento de la reconciliación y también si así fuera pidiendo perdón a nuestros hermanos presentes en la oración a los cuales les hemos faltado. Después de una breve pausa, dispongámonos en actitud de perdón y digamos:
Dios de la Misericordia y del Perdón
Dios de la misericordia y del perdón:Ten compasión de mí.Tú eres el agua viva que santifica y perfecciona:Lléname de Tí. Destruye mi maldad con tu pureza; fortalece mis debilidades con tu gracia; transfórmame con tu poder. Yo no puedo ser perfecto sin tu ayuda; tú no puedes perfeccionarme sin mi voluntad, no por falta de poder, sino por exceso de misericordia. Dios mío: te doy mi voluntad para que Tú me perfecciones. Hazlo ahora, Señor. Destruye mi maldad. Lléname de Ti, ahora y aquí, Dios y Señor mío. Amén.[10]
Digan, cerrando los ojos, para mayor recogimiento y gracia: [11] “Dios mío: me abandono en Ti". (Siete veces, repitiendo al ritmo de la respiración).
"Dios mío: posesiónate de mí". (Siete veces repitiendo al ritmo de la respiración).
Tras un breve silencio: "Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, Santísima Trinidad: haz en mí tu voluntad e impúlsame a hacerla". [12] (Siete veces. al concluir digan: Amén).
Según lo sintamos, pues el Espíritu esta en nosotros y Él nos guiará, podemos lentamente abrir los ojos y disponernos a leer, siempre bajo la guía del Espíritu Santo, la Palabra de Dios y una de las Actas, parte de ella, o una lección, y reflexionemos, según el Espíritu nos guíe.
Es importante, que mantengamos el clima de oración. Esto es, de disponibilidad y de abandono, de silencio interior, de vacío y de entrega disponible, para llenarnos de modo personal y colectivo.
Otras oraciones:
María Madre de la Misericordia
Madre de la misericordia, Madre buena:
Tú que trajiste el Salvador al mundo, eres madre y reina de este suelo, como eres de nosotros en el cielo.
Bendice con tu amor estas comarcas y estas gentes creyentes y también a los confusos que desdeñan tu amor y no te aman.
Madre, Madre santa: Danos la paz. Y danos el amor...
Danos al Padre y al Hijo y al Espíritu.
Danos, danos con tu gracia, la gracia de ser santos, la gracia de ser buenos.
Amén. [13]
Oración de protección a María
Señora y Madre nuestra:
Nos acogemos a tu protección; cúbrenos con la
Sangre de Jesucristo, el cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
Aleja de nosotros las acechanzas del maligno y no te canses de aconsejarnos y de guiarnos a Jesucristo, nuestro único Dios y salvador.
Aséanos con tu misericordia y vístenos con los ropajes de la gracia, que tú tienes por la gracia de Dios. Deposítanos, como nuestra madre, en el corazón y en las manos de Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro único y verdadero refugio y fortaleza.
Ora por nosotros, ahora y siempre, para que, Él nos ampare y nos salve en todo tiempo; para eso, te entregamos irrevocablemente todo lo que somos y todo lo que tenemos, para que tú nos administres con tu amor y con tu celo, como a propiedades y posesiones tuyas. Amén, amén, amén. [14]
Consagración a la Inmaculada Concepción y siempre Virgen.
Señora y Madre mía: A ti te entrego como hijo tuyo*, mi voluntad, mi libertad, mi alma, mi cuerpo, mi memoria, mi imaginación, mi inteligencia, mis sentidos, mis instintos, todo lo que tengo, todo lo que soy; para que Tu, según tu beneplácito, dispongas de ellos, entregándolos Al Santo de los santos, El Altísimo, El Uno y Trino, El que con El Padre y con El Espíritu Santo es Dios, El Único, La Trinidad Santísima, de quien Tu Señora eres la Esclava por amor. Aséame como cosa y posesión tuya. Vísteme de Gracia y entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan de mí, una creatura nueva.
Señora y Madre mía a ti me consagro como hijo tuyo y en mi te consagro mi familia, mis actividades y mi ambiente; porque Tu eres la Esclava del Señor.
Posesiónate de mí, Señora y Madre mía, ahora y para siempre. Séllame por tu ruego, con el sello del Espíritu Santo. Sígname con la sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios que quita los pecados, su origen, sus huellas y sus consecuencias y conságrame como donación tuya al Padre Todopoderoso.
Para eso, lávame y vísteme con los ropajes de la Gracia, que Tú tienes por la Gracia de Dios.
Amén, amén, amén. [15]
Bendigan siempre
La bendición sea, de este modo:
- A ustedes en sí, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y uniéndose, a María Santísima, la Inmaculada Concepción, cuya gracia y compañía invocaran.
A sus familiares o inmediatos con quienes vivan, en la misma forma.
Todos los días y con la frecuencia que les sea posible, hasta crear el habito, en ustedes, de bendecir, perdonar y amar, que todo se produce así; por fuerza del Espíritu en ustedes, si tal hacen.
- Bendigan los ambientes que comprenden personas, ideas y circunstancias concurrentes, las actividades, la naturaleza y el cosmos. - Respiren bendiciones.
Esto es; amor.
Si tienen problemas que los llenen de odio, individual o colectivamente considérenlos, en oración. Trátenlos en oración, no en innecesarios análisis y disgresiones; sino en orante y decidida entrega, Invocando la asistencia de la Santísima Trinidad.
No se reúnan para Juzgar a los demás.
Háganlo para amar. Para esto, reúnanse cuanto sea necesario y, ustedes, en particular, para esto oren.
No se detengan a compadecerse.
Amen.
No esperen ser amados.
Sirvan.
No esperen ser servidos.
Comprendan.
No esperen que a ustedes los comprendan.
Den.
No esperen recibir.
Cuando den y será siempre,
en lo que den, dense ustedes mismos. [16]
Sean ustedes mansos y humildes de corazón.
En un mundo de arrogantes, ustedes no lo sean.
En un mundo de injusticias, sean ustedes Justos.
En un mundo de mentira, sean ustedes veraces.
En un mundo de ambiciones de poder, de riquezas y de prestigios, sean ustedes pobres.
Vacíense de todo, por amor.
Amen. Amén. Amén.
Solo el amor los salvará.
Solo el amor transformará la tierra.
Solo el amor hará un mundo nuevo.
Solo el amor hará una raza de hombres nuevos.
Solo el amor transformará la historia creando un mundo nuevo, el soñado por el hombre. [17]