Lección N° 263 Cuatro señales de salvación.
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Lección
N° 263
Cuatro señales de salvación.
1. Sean prudentes, sean mansos y humildes de corazón.
2. Con humildad, con mansedumbre y con prudencia, presten atención a las cuatro señales o signos de salvación que aquí se les recuerdan:
a.El Arca de Noé.
b.María Santísima, la Madre de Jesús.
c.La cruz de Jesucristo, el Salvador resucitado.
d.La Iglesia verdadera, católica, apostólica, romana, creada o fundada por Jesucristo, el Salvador resucitado, verdadero Dios y hombre verdadero.
3. Las cuatro señales tienen en común a Jesucristo.
4. Jesucristo es la Palabra viva y verdadera del Padre. Es, por tanto, la Palabra de Dios y el Espíritu encarnado. Y, en las cuatro señales, lo constante es el Espíritu de Dios. Esto es: Dios. Sin Dios ninguna de las cuatro vale y significa nada; no son eficaces.
5. Recuerden: El Arca de Noé
En su tiempo, Noé, inspirado por Dios, predicó la necesidad de hacerse vírgenes, esto es: de ser limpios y libres de todo lo que no es de Dios, para salvarse del castigo o diluvio. Eso predicaba mientras construía el Arca, medio o señal de salvación.
Todos, aún los más sabios y prudentes, al modo de los hombres, se reían y burlaban de Noé. El resultado lo conocen. Lo que Noé veía, como vidente, y anunciaba, como profeta, no lo veía la sabiduría del hombre común. El Arca era la señal, medio o signo de salvación querido por Dios.
Nadie, que no entró en ella, se salvó. No hubo otro medio eficaz de salvación. El signo es elocuente.
6. Recuerden:
Las Sagradas Escrituras anunciaban, sin lugar a equívocos, que, el Salvador nacería de una Virgen.
Esto es evidente. La Palabra se cumplió. El Salvador nació de una mujer virgen. Absolutamente virgen.
No obstante y, a pesar de la evidencia, muchos se ríen y desprecian la señal y al hacerlo, desprecian, con locura, al Salvador.
7. Sin la virginidad absoluta de María Santísima, la Inmaculada Concepción y siempre Virgen, no habría nacido el Salvador.
¿Por qué? Porque era condición irrevocable de Dios, que el Hijo se encarnara, por su engendro, en una virgen; esto es: en una persona absolutamente limpia y absolutamente libre de todo lo que no es de Dios.
Dios no podía nacer donde se niega a Dios; como no hay luz donde reinan las tinieblas.
La luz, destruye las tinieblas. Dios destruye todo lo que no es de Dios. Pero Dios, en el hombre, respeta la libertad de él y, por eso, no se impone y no le impone la felicidad o salvación, que solamente Él da; porque Él es la Salvación, Felicidad o Vida.
8. La cruz de Jesucristo en el tiempo de su crucifixión, era lo más despreciable y despreciado, por la sabiduría y prudencia de los sabios y prudentes, al estilo de los hombres.
Sin Jesucristo nada es la cruz. Pero, para que Jesucristo estuviera presente en la cruz se requirió el total vacío, nada o virginidad de la cruz.
Muchos no lo entienden y por eso, muchos no aceptan la cruz, como medio eficaz de salvación.
9. La Iglesia verdadera, fundada por Jesucristo, el Salvador resucitado, está constituida, como medio de unidad y salvación de todos los pueblos, sin ninguna distinción.
Para ser eficaz, en su misión, requiere que Jesucristo, el Salvador resucitado, verdadero Dios y hombre verdadero esté y permanezca en ella. Pero, Jesucristo, no está y permanece en la Iglesia verdadera, si la Iglesia no es virgen, esto es: limpia y libre moralmente. Porque Jesucristo no está donde se niega a Dios. Y, la mejor forma de negar a Dios es negando o desdeñando la virginidad.
Sin virginidad Jesucristo no se encarna.
10. Es misión fundamental de los fieles, en la Iglesia verdadera, ser vírgenes, para hacer virgen a la Iglesia y así, permitirle a Jesucristo, el Salvador resucitado, que consume su obra individual de salvación individual.
11. La virginidad es el signo común en estos cuatro signos, para que Dios esté.
12. De los cuatro signos o señales, el más perfecto es María Santísima, la Inmaculada Concepción y siempre Virgen.
Por eso, Ella es Madre de Jesucristo, el Salvador resucitado y, por lo mismo, como consecuencia, Madre, Maestra y Modelo para todos los hombres.
13. Todos los fieles, dentro de la Iglesia verdadera, pastores, presbíteros en general, religiosos y seglares, recuerden que su misión es ser vírgenes, para hacer posible la presencia de Jesucristo, el Salvador resucitado, en ellos y en la Iglesia, familia o pueblo de Dios, para la salvación individual de cada uno y colectiva de la Iglesia.
14. Reflexionen en la virginidad, como secreto esencial de eficacia, en estos cuatro signos.
15. Sin virginidad, ninguno de los cuatro signos revelados, tendría eficacia y sería algo. Pues, sin Dios nada serían y, ya saben, que sin virginidad Dios no está, como no hay luz donde reinan tinieblas.
16. De los cuatro signos revelados el mayor y más perfecto, el único perfecto, en la medida de lo perfectible, es María Santísima, la Inmaculada Concepción y siempre Virgen. Por eso Ella es Madre, Maestra y Modelo, para ustedes.
17. Observen a María Santísima, la Inmaculada Concepción y siempre Virgen. Hónrenla. Imítenla. Vivan su ejemplo.
Si tal hacen Dios vendrá a ustedes y Él hará en ustedes, con ustedes y a través de ustedes su obra eficaz de salvación dentro de la Iglesia verdadera y en el mundo.
18. Oren, oren, oren…
Oren siempre.
Sean oración.
19. Imiten a María Santísima, la Inmaculada Concepción y siempre Virgen.
20. Sean vírgenes. Sean real, total y absolutamente vírgenes.