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Leccion Numero:
Lección
No. 203
El silencio y la escucha de Dios
1. Vivan sin ruidos.
2. Disfruten el silencio dentro y fuera de ustedes, sobre todo dentro de ustedes.
3. El silencio interior es esencial para escuchar a Dios.
4. El mundo, de modo general, está sin Dios, porque no oye a Dios.
Por eso no vive y no obra según Dios.
5. Para oir a Dios, hay que hacer ejercicios de silencio. Hay que familiarizarse con el silencio interior, aún en medio de ruidos y tormentas.
6. Cuando hay silencio interior la voz de Dios se hace audible.
7. Dios habla con todos los medios y señales. Habla con sonidos e imágenes. Su tono es suave, pero claro y es inconfundible.
8. Cuando se captan las voces de Dios y se las vive, El dirige, impulsa y desarrolla.
9. Para oir a Dios hay que disponerse en oración.
10. Dispónganse, ustedes, los de ésta Orden nueva, novísima y novedosa a oir a Dios.
Aprendan a oírlo y dispónganse a hacer y vivir según los Planes, Criterio y Voluntad de El.
11. Individualmente ejercítense en esta doble acción liberadora: Hacer silencio y escuchar a Dios.
12. Cada uno, de modo individual, oren intensamente, como ya lo saben; para pedirle a Dios su influjo.
Pídanle que les de su Espíritu. Que los llene de El. Que los dirija. Que los llene.
13. Guiados por el Espíritu de Dios, apártense en silencio a sitios silenciosos, en principio. Después, cuando avancen en pericia, lo harán en cualquier sitio.
14. Traten de hacer selección de sonidos e imágenes.
15. Tomen ente todos los sonidos que oyen uno determinado. Por ejemplo: el ruido del agua.
Oíganlo en actitud orante hasta que se familiaricen con él.
Hasta que puedan distinguirlo de todos los demás y disfrutarlo sin interferencias.
16. Cuando logren, en oración, individualizar un sonido determinado, con absoluta separación de todos los demás, los cuales, entonces serán para ustedes como inexistentes, entonces, empéñense, dentro de ese sonido particular, en familiarizarse con todos sus matices.
Cuando tal logren, dentro de él, procuren familiarizarse, entonces con uno específico.
En él descubrirán con gozo, la voz de Dios hablándoles a ustedes de modo claro, inconfundible y eficaz.
17. Igual proceso hagan con las imágenes u objetos.
18. Cuando logren individualizar específicamente a voluntad los sonidos e imágenes, serán entonces, ustedes, señores del silencio. Dentro de ustedes, aún entre los ruidos más absurdos, oirán la voz de Dios.
19. Si saben escuchar a Dios en el silencio, el se convertirá, con el concurso de la voluntad de ustedes, en el Señor de ustedes. Ustedes estarán en condiciones de recibirlo, vivirlo y darlo. Ustedes serán Cristofinalizados, para Cristofinalizar.
20. Oren, oren, oren...
Oren siempre.
Sean oración.
21. Imiten a María Santísima, la Inmaculada Concepción y siempre Virgen.