Lección

Nº 19

Aplíquense, a ustedes, personalmente, y, en primer lugar, las gracias dispensadas.

Para eso: Primero:

• Oren, oren, oren.

• Hagan oración conforme a las lecciones dadas.

• Examinen sus conciencias, en la forma indicada en la anterior lección. (Nº 18).

• Reconcíliense, personalmente, con ustedes mismos, con sus prójimos, con todas las criaturas del cosmos, por infinitesimales y despreciadas o monstruosas les parezcan.

• Reconcíliense con todo lo creado y con su Creador.

• Confiésense.

• Observen con humildad y mansedumbre, lo que Yo, el que Soy, Nosotros, Dios, tu Dios y tu Señor, a través del confesor, les ordenemos.

Segundo:

• El confesor, examínese a sí mismo al confesar.

• Reconozca su propia pequeñez y su pecado.

• Revístase de humildad y mansedumbre.

• Recuerde que no es juez, sino depositario de un mandato que tiene que cumplir por amor y con amor.

• Su decisión sea, siempre, revestida e integrada de amor.

• De, ante todo, el amor del que es Amor y a tal punto, que, para justificar la imperfección y la maldad del pecador, concibió la Encarnación y se encarnó.

• Tienen facultad mía de hacer y deshacer; atar y desatar; pero esa facultad tiene el riesgo de responder ante mi Padre del buen o del mal uso que hagan con mi amor.

• Amen.

• Den amor al sentenciar.

• Sentencia de condena no es el fruto de la misión encomendada a ustedes, hijos sacerdotes.

• Ante todo amen. La justicia es fruto de amor y el amor es lo esencial.

• Den amor.

• Llenen de amor al hombre y a la tierra.

• Sacerdotes: Sean amor.

Tercero:

• Unos y otros, sacerdotes y seglares, señálenme en la Iglesia y señalen a la Iglesia, para bien del mundo, con el amor que ustedes vivan.

No olviden:

• El mundo solo será nuevo y bueno y Santo, en la misma medida en que ustedes sean nuevos y buenos y Santos.

Esto es: en la medida en que ustedes se llenen de Dios y lo dejen actuar; en que ustedes se llenen de amor y den amor.